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viernes, 27 de mayo de 2022

ROBERTO AMPUERO: 5 años antes pronosticó el "Estallido Social chileno" ("In the Air tonight. La factura de la historia")

En ENADE (Encuentro Bacional de la Empresa) de noviembre de 2014, el intelectual, empresario, escritor y diplomático chileno advirtió que algo andaba muy mal en Chile. A contunuación la biografía de Roberto Ampuero y la transcripción de su notable y premonitoria presentación.



 


Autor y periodista chileno, Roberto Ampuero estudió en la Universidad de Chile y fue muy activo políticamente durante su juventud, vinculado a posiciones de izquierda, lo que provocó su exilio tras el golpe de estado de Pinochet en 1973. Tras pasar varios años en la RDA, donde siguió estudiando comenzó a trabajar como traductor y profesor, se alejó progresivamente de sus primeras convicciones políticas y se estableció en la RFA tras pasar un tiempo en Cuba.

Ampuero volvió a Chile en los años 90 y colaboró con diversas revistas culturales, publicando su primera novela en castellano mientras trabajaba en el sector inmobiliario. A partir de ahí comenzó a publicar de manera regular, con especial atención a la novela negra, actividad que continuó en Suecia, donde residió varios años, y en Estados Unidos, donde fue completó su formación académica en la Universidad de Iowa, donde más tarde fue profesor. De vuelta a Chile, Ampuero fue puesto al frente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile.

En lo literario, Ampuero es conocido por sus novelas de tipo criminal, protagonizadas por el detective Cayetano Brulé, en los que incorpora unas grandes dosis de erotismo. También ha publicado narrativa, ensayo político y semblanzas biográficas.

En lo político Ampuero fue Embajador en México (2011-2012), Ministro de la Cultura (2014)  Ministro de Relaciones Exteriores de Chile (2018-2019) y Embajador en España (2019-2021).

"IN THE AIR TONIGHT: LA FACTURA DE LA HISTORIA" (ENADE, Noviembre 2014)


Vaya mi saludo al directorio de Icare, a las autoridades nacionales y a los asistentes a este prestigioso encuentro nacional. Agradezco la invitación que recibí para compartir algunas reflexiones personales sobre el Chile de hoy. 

Amigas, amigos: Supongo que muchos de ustedes recuerdan a un magnífico percusionista británico, dueño de una voz inconfundible, fundador de la legendaria banda Genesis, Phil Collins. 

Phil Collins compuso numerosas canciones de gran factura, pero en 1979 creó una particularmente notable, que hizo historia: In the Air Tonight. ¿La recuerdan? La menciono porque estoy convencido de que su letra refleja el estado anímico por el que atraviesa el país. 

Porque Chile, más que “un paisaje”, como lo define Nicanor Parra, o “una loca geografía”, como lo describe Benjamín Subercaseaux, es un estado de ánimo. 

Sí, a mi juicio Chile es fundamentalmente un estado de ánimo. Un estado de ánimo cambiante, desde luego. Aquellos que conocen la letra de In the Air Tonight, recuerdan que ella hace alusión a una amenaza que acecha desde los intersticios de lo desconocido: 

“I can feel it coming in the air tonight”, dice Collins. Y en otro verso, referido a una coyuntura decisiva, agrega “I have been waiting for this moment, all my life, oh Lord”. 

La canción habla también de resentimientos y ajustes de cuentas: 

“Well, if you told me you were drowning / I would not lend you a hand”, y sugiere la existencia de personas enigmáticas: “I have seen your face before, my friend / But I don’t know if you know who I am”. 

La canción también hace referencia a la desconfianza que a menudo corroe sociedades: “But I know the reason why you keep your silence up / no you don’t fool me”. 

Eso dice esa canción que, a mi juicio, se relaciona con el Chile actual, y que Collins remata con el estribillo: “I can feel it coming in the air tonight… We can feel it coming in the air tonight”. 

Amigos: creo que todos, tal como Phil Collins en esa estremecedora composición, todos, sentimos que algo impreciso, nocivo y destructivo para el país se está incubando en el aire de la noche chilena. 

Percibo algo ominoso, como un pájaro de mal agüero, que levita sobre nuestras cabezas, que proyecta sombras, y nos separa y divide. Se trata de algo que asfixia nuestra capacidad de diálogo y entendimiento nacional, y nos arrastra a un inquietante vendaval de descalificaciones, al lenguaje soez, la tensión, la soberbia, la intolerancia y el resentimiento. 

Quiero decirlo con claridad: no me gusta nada y me inquieta mucho este incipiente clima de odios que comienza a envolver a Chile. No olvidemos que los chilenos tenemos la mecha corta para discutir y que el país carece de la quilla profunda que garantiza estabilidad en medio de la tormenta. 

Contamos con un agravante: muchos ya conocimos, hace más de cuatro décadas, una etapa semejante, un crepúsculo que comenzó de forma imperceptible como ahora, y desembocó en la pesada noche de una tragedia nacional y, posteriormente, en un extenuante proceso de reconciliación nacional, aun inconcluso, una tragedia cuyas heridas aún no cicatrizan y que algunos –apoltronados en el cálculo político mezquino- se empeñan en reabrir y exponer. 

Lo digo derechamente: el clima de crispación, polarización y violencia verbal que vivimos hoy nos impide ver el presente y soñar un futuro conjunto con nitidez y de modo objetivo, y se asemeja en exceso a un déjà vu para mi generación. 

Sí, amigas y amigos, esto de vivir bajo un gobierno elegido democráticamente que se plantea reformular estructuralmente el país yo ya lo viví cuando tenía 18 años. Algo así ya lo experimenté en mi juventud. 

Yo ya viví un proceso parecido: vertiginoso, irreversible, efervescente, con banderas y consignas al viento, donde una minoría aspiró a construir un Chile nuevo en nombre del “pueblo” y a partir de un programa de 80 medidas sacrosantas, que constituían una suerte de verdad revelada.

Al cabo de un tiempo, el proceso se escapó de las manos de líderes “ experimentados", nutrió pasiones fratricidas, contagió de ideología todas las esferas de la vida nacional y nos convirtió en un país donde ya ni nos pudimos reconocer como conciudadanos. 

La economía cayó en picada, la inflación galopó, creció el desempleo, se agudizaron las tensiones sociales, triunfó el caos, y Chile se volvió un trompo cucarro. 

El resto, es historia conocida.


Amigos: quiero reiterar con claridad: a los 60 no estoy disponible para algo que se me parece mucho a los comienzos del naufragio nacional que sufrí a los 20. 

Y no estar disponible significa que me opongo a esta política refundacional, que ya vi cuándo y cómo se inició, pero que nadie sabe cuándo y cómo termina. 

Me resulta riesgosa la obsesión de políticos que gobernaron y celebraron a Chile entre 1990 y 2010; pero que hoy ambicionan establecer un punto cero para un nuevo arranque del país, que se proponen inaugurar una nueva era, que aspiran hallar la página en blanco donde escribir su gran epopeya personal, la que ignora los capítulos escritos por generaciones anteriores, incluso los esbozados con la misma pluma por partidos que hoy conforman el gobierno. 

Es perjudicial que Chile, atormentado por la incertidumbre, la improvisación, la polarización y un inexplicable sentido de urgencia extrema, traspase el punto de no retorno con la carga mal estibada y pilotos que, mientras discuten sobre el rumbo, imprimen velocidades diferentes a sus respectivas turbinas. 

La situación es delicada porque ningún país tiene el futuro asegurado. 

Ninguno. 

Y esto se los recuerda alguien que no es –o no se siente- muy viejo, pero que vivió y recorrió países que ya no existen, países que se construyeron inspirados en seductoras teorías que se proponían materializar ideales de igualdad y justicia en nombre de la historia y una Weltanschauung cuya meta era alcanzar un sueño que devino pesadilla. 

Yo viví o conocí países que ya no existen: 

República Democrática Alemana, Checoslovaquia, Yugoslavia, la Unión Soviética; y conocí ciudades que cambiaron de nombre: Karl-Marx-Stadt, Wilhelm-Pieck-Stadt-Guben o Leningrado; yo residí o visité a amigos que vivían en calles, como Strasse der Befreiung o Georg-Dimitrov-Ring, cuyos nombres barrió la historia; y estudié en una Universidad que hasta 1990 se llamaba Karl-Marx, y que hoy exhibe otro nombre, diversidad ideológica y libertad de cátedra. 

A veces conviene repetir verdades que son de Perogrullo, pues las tendemos a olvidar: los países –al igual que las personas- no tienen el futuro asegurado. 

El futuro de un país no cuenta con un pasaje de asiento numerado y un destino cierto, sino que se define día a día por el modo en que sus habitantes interpretan su pasado, resuelven los desafíos del presente, trazan la convivencia cotidiana y sueñan un futuro común. 

Recordar eso puede ayudarnos a mostrarnos más prudentes, moderados, tolerantes, modestos y conciliadores, más generosos a la hora de renunciar a nuestras metas máximas, puede conducirnos a valorar el consenso y a no estirar demasiado el elástico nacional. 

Conviene recordar que sólo hay un Chile, y es este, en donde estamos todos y contamos todos, y nadie sobra. Conviene recordar que no llevamos un Chile de repuesto en el maletero de la nación, que nadie puede creerse dueño de la verdad, que lo crucial es mostrar disposición a negociar, a rectificar a tiempo y a buscar el dorado punto medio con el adversario, y que todo eso puede ayudarnos a construir un país mejor, porque el que tenemos es bueno pero imperfecto y adolece de déficits que juntos debemos subsanar. 

Pero me temo que si olvidamos las circunstancias esenciales de la democracia e insistimos en seguir piloteando la nave como hasta ahora, ingresaremos en una zona de turbulencias de efectos impredecibles. 

Como país debemos construir sobre lo que otros ya construyeron y legitimaron. 

Urge retornar to the basics: Hay que ser capaz de reconocer lo bueno que hizo el antecesor, sin importar si comparte o no mis colores políticos. Nada más pernicioso para un país que el síndrome de Cristóbal Colón: esa convicción de que la historia comienza cuando yo llego. 

¿Por qué atravesamos como país estas circunstancias que nos asombran a nosotros y a muchos en el extranjero? 

¿Por qué, si hemos hecho las cosas bastante bien, tuvimos una transición democrática ejemplar, hemos sido responsables en lo económico y hemos progresado como pocos en la reducción de la pobreza, y despertamos admiración entre vecinos? 

Hay razones económicas, políticas y sociales para ello, que algunos reducen a la tensión entre libertad e igualdad, pero no son las únicas. 

Debido al escaso tiempo de que dispongo, dirigiré la mirada hacia una dimensión que se vincula con el ámbito de las ideas, la historia reciente y la cultura entendida como el clima en que habitamos: 

¿Por qué hemos caído en el estado de crispación, polarización y postración de hoy? ¿Por qué sólo la selección de fútbol, la Teletón y los terremotos nos unen? 

¿Por qué la izquierda, que sufrió hace 25 años una debacle espantosa con la caída del Muro de Berlín, pasó en Chile tan rápido a la ofensiva ideológica, y sin embargo las ideas que se identifican con el mercado y la libertad, que posibilitaron prosperidad y desarrollo en estos decenios, están hoy a la defensiva? 

¿Por qué de pronto tantos políticos anuncian que falta solo un minuto para que estalle el apocalipsis social, y que si no implementamos los cambios que postulan y no enmendamos el rumbo, nos aguarda el naufragio nacional? 

¿Y por qué vuelven a flotar hoy en Chile tantas ideas que en otros países duermen desde hace mucho en el baúl de los recuerdos? 

Hay razones económicas y sociales para esto, pero también cultural-ideológicas, y permítanme reflexionar sobre algunas de estas últimas. 

Abordaré tres: 

La primera: como país aún no logramos extraer las lecciones esenciales sobre nuestra historia reciente ni logramos reconstruir ni asumir esa historia en forma integral y realista. 

En este sentido cabe preguntarse cuál fue la conclusión central que nos dejó el período entre 1970 y 1990. Y al hacerlo, comprobamos que existe una convicción transversal que proclama el imprescindible “¡Nunca más!” a la violación de derechos humanos en el país. 

Lo consideramos justo y esencial para que no se repita una dictadura ni se violen aquí los derechos humanos. Esa convicción, mayoritaria, inspira hoy hasta la “ formación de los jóvenes". 

El año pasado, con motivo del 40 aniversario del derrocamiento de Salvador Allende, recalcaron esta convicción mesas redondas, ensayos, films, documentales, telenovelas, discursos políticos, en fin, un entramado complejo, estructurado principalmente por la izquierda, que permitió consolidar la convicción de que nunca más debe ocurrir algo así en Chile. 


Pocos justifican hoy las acciones de la dictadura en el campo de los derechos humanos. Justificarlas tiene a estas alturas un precio elevado para cualquier político. Esto contribuye a crear un piso político, ideológico y ético mínimo, y compartido en el país. 

Sin embargo, a mi juicio, esta es sólo una parte de la lección que debemos extraer de la historia. 

La parte que olvidamos es precisamente la que hoy nos pasa la cuenta como sociedad. Porque si usted no asume la historia, ella regresa y lo asalta en un recodo del camino y le pasa la factura como individuo o como país. 

Me explico: si bien nos concentramos en el “nunca más” en materia de derechos humanos, olvidamos algo igualmente esencial y que fue una de las causas que posibilitó la noche oscura en el Chile de los setenta: el clima de odios, polarización, división y peligro de guerra civil que campeó aquí entre 1970 y 1973 debido a un gobierno que se propuso imponer cambios revolucionarios, avanzar sin transar por un supuesto “mandato popular”, y cuyo objetivo era erigir un “socialismo con sabor a empanadas y vino tinto”, en pocas palabras: debido a un gobierno que, armado de un programa de fuerte contenido social e ideológico, añoraba refundar el país. 

Amigas y amigos: esto es una historia de hace 40 años, pero una historia vigente. 

Como no la asumimos en profundidad y tampoco la relatamos a las nuevas generaciones, nos pasa hoy la cuenta: rescatamos el imprescindible “nunca más” a la violación de derechos humanos en Chile, pero ignoramos algo también esencial: el “nunca más” a quienes desprecian y asfixian el debate democrático, apuestan por polarizar, descalifican a los que piensan diferente, dividen entre buenos y malos chilenos, y hacen de su utopía una meta obligatoria para todo el país. 

Hoy queda claro: en democracia hay que cuidar los estilos, promover el debate fundamentado y respetuoso, rechazar las visiones mesiánicas y redentoras. 

Hay que rechazar a los iluminados por la historia, a quienes portan bajo el brazo la panacea para todos los males, o programas gubernamentales sacrosantos, que devienen dogmas salpicados de intolerancia. Hay que condenar a quienes recurren a la descalificación en la discusión política, practican con soberbia el autoritarismo ideológico y enarbolan una supuesta superioridad moral, que perdieron hace tiempo. 

En suma: creo que no aprendimos como nación una lección clave: A la libertad y la democracia, antes de liquidarlas con medidas políticas, se las liquida con palabras. 

Segunda razón cultural-ideológica: En rigor, tanto la relativa popularidad en Chile de modelos políticos fracasados como la idealización del estado constituyen un fenómeno que asombra por su carácter refractario al paso del tiempo. 

En Chile resurgen hoy una visión estatista de la sociedad, la fe en que el estado es eficiente, empático, sensible, versátil y capaz de superar en todo -desde la planificación y el suministro de servicios hasta la producción- a los privados, sean estos pequeños, medianos o grandes. Esta percepción crítica de los privados también se debe a las insuficiencias sociales del “modelo”, pero se vincula igualmente con un acontecimiento de hace 25 años, y del cual aún no tenemos plena conciencia como nación. 

El futuro de un país no cuenta con un pasaje de asiento numerado y un destino cierto, sino que se define día a día por el modo en que sus habitantes interpretan su pasado, resuelven los desafíos del presente, trazan la convivencia cotidiana y sueñan un futuro común.

Invito a pensar en lo siguiente: 

¿Por qué en Chile algunos partidos de izquierda pueden felicitar, sin pagar costo político alguno, a la criminal monarquía comunista de Corea del Norte, o solidarizar con los hermanos Castro en sus 55 años en el poder, o simplemente guardar silencio, amparándose en la gratitud, frente a los regímenes comunistas derribados en 1989 por sus ciudadanos? 

Todo esto, que en países serios es políticamente impresentable, es posible hoy en Chile. 

¿La causa? Está en el pasado: aquí no analizamos como país el significado profundo del fin del comunismo europeo en 1989. 

Ese año estuvimos concentrados en un proceso democratizador paralelo: nuestro regreso a la democracia. Por eso se ... como país aún no logramos extraer las lecciones esenciales sobre nuestra historia reciente ni logramos reconstruir ni asumir esa historia en forma integral y realista. produjo un lamentable déficit en el examen del tránsito de dictaduras comunistas a sociedades libres. 

¿No es acaso llamativo? Logramos la condena transversal a la violación de derechos humanos en Chile, pero al mismo tiempo no causa ruido expresar nostalgia, gratitud o conmiseración en relación con los totalitarismos de Moscú, Praga o Berlín Este, ni escandaliza manifestar simpatías por el régimen de los Castro o la dinastía gobernante de Corea del Norte. 

Estamos pagando la cuenta por tareas que no se hicieron en su momento en el ámbito de las ideas. 

No había en Chile en 1989 capacidad ideológica para digerir y celebrar en paralelo con el regreso de Chile a la democracia, la gigantesca epopeya de libertad de los pueblos que derribaron el comunismo. 

Pero no se trató sólo de que no hubiera espacio para abordar ambos escenarios democratizadores: tampoco se articularon fuerzas intelectuales suficientes para proponer una reflexión nacional profunda sobre el fracaso del comunismo a escala planetaria. 

Se dio así un déficit cultural que perdura hasta hoy. Por eso en muchos países estos modelos están en el tacho de la historia, pero en Chile siguen siendo vistos como alternativas inspiradoras que sucumbieron por algunos “errores” de dirección. 

Mientras en el mundo reina la convicción de que esos regímenes eran inviables política, económica, ética y culturalmente, en Chile sectores de izquierda aún escarban con la pala de la nostalgia entre las ruinas de esos modelos y buscan fragmentos para el mosaico de su estropeada utopía. 

Y llegamos a la tercera razón de tipo cultural-ideológica: esta tiene que ver con el presente y el futuro: Las circunstancias actuales de Chile se deben no sólo a factores económicos y sociales, que dicen relación con la integración social, el empoderamiento ciudadano y el país que queremos construir, sino también a factores culturales. 

Es decir, estamos hoy como estamos porque las personas que discrepan de la visión estatista o estatizante de la sociedad no han hecho las tareas en el ámbito de las ideas. 

No se han preocupado de contribuir a la difusión de las ideas que las representan. 

No las hacen circular ni las proyectan y, cuando las defienden, lo hacen a media voz, convencidas de que ese ámbito pertenece a la izquierda. 

Al mismo tiempo estiman que su ámbito es el de los negocios, las leyes o la administración. Me refiero con esto a conservadores, derechistas, centristas, liberales y demócrata cristianos. 

A diferencia de quienes creen en una sociedad organizada en torno a un estado fuerte o monopólico, las personas que piensan diferente poco se preocupan de la batalla de las ideas. Piensan que lo suyo son los números, y lo de la izquierda las ideas.


 Estas personas creen además que el crecimiento y el desarrollo, la prosperidad alcanzada por Chile en los últimos decenios y los avances en la lucha contra la pobreza deben concitar por si solos respaldo abrumador de la ciudadanía. 

Tengo pésimas noticias para ellos: nadie sale a marchar para celebrar una baja en el desempleo, la compra de su primera vivienda o su primer auto nuevo, o las primeras vacaciones en el Caribe o el ingreso a la universidad como primera generación. 

Nadie sale a bailar a la Plaza Italia por estos resultados. Esto no es el fútbol. En la sociedad democrática, las personas saben que eso lo obtuvieron gracias al esfuerzo propio, y ambicionan más porque así es el ser humano, y es bueno que así sea, y porque las demandas satisfechas crean nuevas demandas y necesidades, más complejas y sofisticadas, nunca conformismo. 

Es así de simple: No se han hecho las tareas en la batalla de las ideas. 

El adversario, en cambio, inspirado en Antonio Gramsci, sí las hace. 

A veces empresarios enfatizan que no tienen predilecciones políticas fijas. Sin embargo, eso es válido en etapas de desarrollo normal, cuando se les reconoce a los empresarios, emprendedores e innovadores su aporte y relevancia social, y se les critica exigiéndoles que contribuyan de mejor modo al país. 

Pero hoy atravesamos circunstancias especiales: el oficialismo considera al empresariado un mal prescindible en caso de contar con un estado fuerte que pueda sustituirlo. 

Bajo esa convicción, los ataques al empresariado no están dirigidos contra su gestión técnico-gremial sino contra su capital simbólico, su papel, su sentido y su posición en la sociedad. 

¿Qué significa en este contexto hacer las tareas en el ámbito de las ideas? 

Varias cosas: Implica reconocer que la legítima batalla de las ideas tiene lugar a diario en toda sociedad y que uno, si cree en sus ideas, debe estudiarlas y contribuir a su difusión. Implica convencerse que el ámbito de las ideas no es coto reservado de la izquierda. Implica admitir que quienes creen en el estado como palanca crucial de desarrollo, se dedican con profesionalismo y convicción a su causa redentora, y que en ese sentido educan a sus líderes, actúan en la educación, los medios, las universidades y centros de investigación, influyen en la sociedad y tratan de instalar sus ideas como sentido común.

Gramsci lo decía: tus ideas han triunfado cuando son interpretadas como “el sentido común” de la sociedad. 

Esto implica recoger el guante y dar la batalla enarbolando las ideas de libertad, libre mercado, emprendimiento y de una sociedad próspera, socialmente sensible e integradora. Implica conocer a los arquitectos de la prolongada y rica tradición cultural de libertad individual, democracia, emprendimiento e innovación a la que pertenecemos. 

De lo contrario, quienes nos oponemos a la visión estatista de la sociedad remaremos en Chile siempre en un océano de eterno oleaje adverso. 

Por último, deseo traer a colación un ejemplo que demuestra que el país aún no asume el respeto a los derechos humanos con mirada global. Me refiero a la conmemoración mundial, el 9 de este mes, de los 25 años de la caída del Muro de Berlín, símbolo del fin del socialismo europeo. 

Es un tema también chileno por dos motivos: uno, porque la razón que nos llevó a la gran división de 1973 fue precisamente el proyecto de conducir al país por “la vía chilena al socialismo”, y dos: porque muchos chilenos vivimos el exilio detrás del Muro aunque nadie hable de ello pues hemos devenido –por intereses políticos- una parte silenciada y por ello desconocida de nuestra historia. 

El déficit democrático de la izquierda chilena quedó de manifiesto en la actual conmemoración: los dirigentes de partidos oficialistas, que el 2013 condenaron con razón la violación de derechos humanos en Chile, congratularon a la dictadura de Corea del Norte o estrecharon con emoción las manos de los Castro, guardaron riguroso silencio sobre la sistemática violación de derechos humanos en la extinta rda. 

Me interpreta en esta materia lo planteado este mes por el Presidente alemán, Joachim Gauck: dijo dudar de la convicción democrática de quienes aún no logran condenar el totalitarismo que imperó en la RDA.

Quien confió en que la izquierda chilena aprovecharía la celebración del vigésimo quinto aniversario mundial de la caída del Muro para distanciarse de esas dictaduras, erró. 

Con su silencio la izquierda no sólo terminó por perder su último hálito de superioridad moral sobre quienes justifican aquí a Pinochet, sino que reveló que a ella le interesan los derechos humanos de quienes piensan como ella, y que franjas de la muerte, represión política y el encierro de millones de personas se justificaron en la construcción socialista debido a la Guerra Fría. 

Con el lamentable doble estándar en materia de derechos humanos y el silencio ante la conmemoración de la libertad, temo que el debate democrático en Chile retrocedió 40 años. 

Honestamente: yo creí que la Presidenta de la República, quien sufrió bajo la dictadura chilena tortura y cárcel política, según sus propias palabras, aprovecharía su reciente visita a Alemania para condenar la dictadura alemana bajo la que también vivió, y propondría a su sector un giro copernicano en esa materia. 

No fue así. 

Creo que la Presidenta desperdició en Berlín una oportunidad de oro. 

Al ser consultada sobre la RDA, sólo tuvo expresiones de gratitud por los beneficios que allá le fueron concedidos. Respondió como un particular legítimamente agradecido por la solidaridad allá obtenida, sin precisar –como presidenta de Chile- que esa gratitud la dirigía a un estado-partido totalitario que fue barrido de la faz de la Tierra por su propio pueblo. 

Esta reducción del juicio sobre la RDA a una cuestión de gratitud por favores concedidos, perjudica la cultura democrática en Chile y permite que cualquiera justifique a partir de ahora cualquier dictadura por los beneficios que esta le haya otorgado. 

Esa actitud constituyó además una severa falta de delicadeza hacia los máximos representantes de Alemania: la Canciller Federal Angela Merkel sufrió en la rda la discriminación del estado ateo por ser evangélica, y el Presidente Federal, Joachim Gauck, a quien, en 1951 la stasi le secuestró al padre para lo condenarlo a 50 años de trabajos forzados en Siberia, fue un decidido adversario del totalitarismo de Honecker. En sus memorias, Gauck cuenta que cuando su padre fue secuestrado por la stasi, en 1951, era un hombre fuerte, y que cuando volvió, en 1955 (sólo gracias a la amnistía decretada por la muerte de Stalin), su padre era un anciano de cabellera blanca, mirada perdida y sin dientes. 

Uno se pregunta por qué motivo ético, ante destinos semejantes, alguien puede solidarizar en un caso con las víctimas y en otra con los victimarios. 

Estimo que urge contar con una política de estado que establezca que los presidentes de Chile deben rechazar con claridad dictaduras de cualquier color, y subrayar que nada puede justificarlas. 

Esto debería convertirse en política de estado lo antes posible por el bien de nuestro debate democrático, la formación de las nuevas generaciones y el prestigio de Chile. 

Queridas amigas y queridos amigos, muchos chilenos sentimos una amenaza in the air tonight.


 Ojalá Chile recupere la fórmula que lo hizo ejemplar en el continente: madurez y estabilidad política, acuerdos transversales mediante el diálogo, y proyección del futuro a través del consenso. 

Debemos recuperar la cultura de la convivencia democrática y aprender a vivir nuestra unidad en la diversidad. 

Es hora de recomponer las confianzas rotas, y tal vez de ese modo nos lleguen pronto las anheladas buenas nuevas surcando… the air tonight. 

¡Muchas gracias! 

Roberto Ampuero 




 


jueves, 26 de mayo de 2022

EUGENIO LIZAMA: dos interesantísimas entrevistas al "Mental Coach" de Mito Pereira (y el "oro en la cabeza" de Niemann)

El psicólogo neurocientista chileno, Eugenio Lizama,ha estado trabajando desde 2018 con Mito Pereira, desde poco antes de que el actual golfista N° 2 de Chile levantara vuelo al cabo de un bajón en que perdió su categoría en el KORN FERRY Tour el año 2017.

Interesante es conocer su gran trayectoria con deportistas de elite y sus opiniones sobre Mito y Joaquín Niemann.

Psicólogo titulado en la Universidad de La Serena. Máster en Sport & Management, Universidad Católica del Sacro Cuore (Italia). Máster en Affective Neuroscience, Maastricht University (Holanda). Especialista en Biofeedback - Neurofeedback y técnicas de control neurofisiológico, para el mejoramiento del rendimiento.

Co-autor del libro, “La historia de la Psicología en Chile”, el cual fue premiado por el colegio de Psicólogos de Chile 2011. Además, autor del capítulo dedicado a Neurociencias aplicadas al motociclismo, del libro, “Guida alla Psicología dello sport”, de Flavio Nascimbene 2011.

En su experiencia internacional, destaca su trabajo con atletas de elite mundial en: Fútbol, Tenis, Formula 1, Ciclismo, Esgrima, Golf, Esquí, Basquetbol y pilotos de la MotoGP.

Actualmente desempeña el cargo de Director Científico en Bioperformance Group, desarrollando programas de Alto Rendimiento para empresas e instituciones deportivas en Chile y Europa.

Encontré dos entrevistas fascinantes con Eugenio Lizama que a continuación transcribo. 

La primera es de Mayo del 2020, cuando Mito ya iniciaba su fenomenal arremetida que lo lleva al PGA Tour. Y la segunda es post PGA Chamionship 2022 con comentarios sobre lo ocurrido ese inolvidable día final del torneo.

En noviembre del 2018, el prometedor golfista chileno Guillermo “Mito” Pereira está en crisis. Tras una larga lesión, venía de no pasar el corte en 12 torneos consecutivos.

Entonces su entrenador, Eduardo Miquel, se contactó con el psicólogo deportivo Eugenio Lizama.

“El Edu me dice que tiene a un muchacho tremendamente talentoso, que está pasando por un momento complicado, pero que confía mucho en él”, recuerda. “Le dije: dame tres meses”.

Y la espera valió la pena. En sus primeros diez torneos de 2019, ganó tres, quedó en el podio en otros cinco y fue top ten en los dos restantes. Hoy, lidera la tabla para ascender la próxima temporada al circuito PGA.

“Entrenamos su cerebro: ordenar sus emociones, rutinas para silenciar la mente, medimos el estrés en su cuerpo y vimos automatismos cerebrales para que sus movimientos fueran fluidos, con rutinas y protocolos para cada tiro”, dice Lizama.

En otras palabras, la neurociencia aplicada al deporte, su especialidad.

“Nosotros le decimos cómo”

Estudiando Psicología deportiva, Lizama sentía que algo le faltaba. “Necesitaba complementarla con algo más”, recuerda. “Mi sueño fue siempre llegar a los pilotos de Fórmula Uno y Moto GP. Y pensaba: 

¿Cómo voy a ir donde estos tipos que ya están tan alto y decirles: «Ten pensamientos positivos, maneja el estrés, motívate»? Probablemente todo eso ya lo hacen, o sea, por algo están ahí”.

Fue así como, en 2007, pudo contactar a Bruno Demichelis, el psicólogo que fundó el revolucionario “Milan Lab”, una de las claves en el éxito del AC Milan en los 90 y comienzos de siglo. 

Trabajó dos años como su asistente y luego participó en la creación de la Ferrari Academy en Maranello. Y al poco tiempo lo contactó el motociclista italiano Andrea Dovizioso, con quien ha sido tres veces subcampeón mundial, mientras en el Centro de Entrenamiento Neuropsicológico ha trabajado con deportistas como Joaquín Niemann, Nicolás Jarry y el plantel de la U.



¿Qué fue lo que más te marcó de Demichelis?

—Que el cerebro se pudiera entrenar, que depende de uno ponerse nervioso o calmarse, autocontrolarse o no. 

Y yo, al verlo, y ver las respuestas fisiológicas —cómo el latido del corazón aumenta cuando uno tiene rabia, cómo el cerebro cambia la producción de ondas cuando uno tiene pena—, me cambió el paradigma. No estaba acostumbrado a darme cuenta que se puede gestionar, que la concentración cambia y mejora cuando entrenas tu cerebro.

Y así es como forjó su frase preferida: “El deportista sabe qué hacer… nosotros le decimos cómo”.

“Lo que hacemos es establecer rutinas, generales y después específicas para cada movimiento”, apunta Lizama. 

“La primera idea es entrenar el cerebro mediante la repetición de una acción, pero en la neurociencia lo que hacemos es evaluar ciertas capacidades: cómo gestionan el estrés, cuál es su capacidad de concentrarse y calmarse, su velocidad ocular, sus tiempos de reacción”.

—Golfistas y motociclistas. Difícil imaginar dos disciplinas más distintas.

—Hay elementos que son en común. 

Un deportista de alto nivel debiera aprender más o menos cuatro variables que son transversales: la capacidad de manejar la presión, de concentrarse, de fluir y de tomar buenas decisiones. 

Que lo hagas a velocidad o caminando, no resulta tan relevante porque se trata de establecer rutinas, generales y después específicas para cada movimiento. 

El ojo percibe la información y toma una decisión en más o menos 200 milisegundos, o a veces menos, que el cerebro tiene que procesar para que el cuerpo efectúe de manera normal. Ya sea para saber cómo tengo que poner mi mente para pegar un ‘putter' en el hoyo 18 o para ir a 350 kilómetros por hora y tomar una curva a 200 con un grado de inclinación de 60 grados. O para pegar el tiro final que me va a dar el campeonato de tenis. O para patear el último penal de una final.

Niemann tiene “oro en la cabeza”

—¿La mente de un deportista de élite tiene un cableado diferente?

—Lo que he visto es que los deportistas top, hablemos de los 100 mejores de un deporte, han pasado por tantos filtros que los que llegan ahí tienen tres cosas que son distintas a los demás: cómo gestionan las emociones, sus hábitos, y cómo han desarrollado su cerebro. 

Con lo que te topas en los campeones siempre es que el factor de la obsesión está en la base. La obsesión no es solo pasión, es la construcción de jornadas de trabajo y horas dedicadas a cada detalle que supera a los otros. Lo que nosotros llamamos los marcadores, cosas que diferencian a unos de otros.

—Hay muchos casos donde decimos: “Si hubiese sido disciplinado…”

—Y eso es en lo que más se caen, te diría que un 70% de los deportistas, sobre todo a nivel local. Lo que he visto es que un deportista se saca mejor provecho cuando se ordena emocionalmente, cuando construye sus buenos hábitos y, finalmente, entrena la parte neurológica. 

Y eso hace que muchas veces los deportistas con menos talento ganen más. ‘Rino' (Gennaro) Gattuso, en el Milan, había ganado más títulos que Maradona, y yo lo vi jugar…

—Limitado, por decir lo menos.

—¡Nunca se pasó a nadie en su vida! Pero el tipo incluso fue campeón del mundo. 

Tiene que ver con el proyecto deportivo, con la seriedad con que se trabaja. 

Los que más tienden a ganar son los que ordenan su plan de trabajo. Dentro de eso está la neurociencia, como un aspecto. Me da risa porque la gente a veces cree que haciendo neurociencia, poniéndose un cable en la cabeza, va a ganar. El cerebro es solo una parte. Para ganar, necesitas otras cosas.

—¿Hay algún cerebro que te gustaría analizar?

—Rafael Nadal siempre me ha llamado la atención. Creo que tiene una capacidad de sobreponerse a la adversidad, de absorber lo positivo, que no es común, porque es tremendamente complejo. Pero he analizado cerebros que me han hecho sentir afortunado.

—¿Por ejemplo?

—Niemann… cuando vi sus capacidades quedé impresionado, me conmovió… Tiene una capacidad innata, que en el deporte lo llamamos “el oro en la cabeza”, de silenciar la cabeza cuando corresponde. Eso lo traía de la cuna y, para su deporte, es un elemento tremendamente importante.

Psicólogo de "Mito" Pereira: "En el alto rendimiento, con los 'casi-casi' se mejora y crece"
ChileEl Mercurio, Chile  24 de mayo de 2022

"Hay un sabor amargo de que se pudo hacer historia, pero por otro lado queda que 'Mito' tiene todas las herramientas para competir en este nivel, siendo recién su primer año", agrega Eugenio Lizama, especialista en neurociencia e integrante del equipo del deportista nacional.

Eugenio Lizama es psicólogo deportivo de élite. Trabaja con Guillermo Pereira desde 2018 y también integra el equipo de Joaquín Niemann, y el día después del domingo en que "Mito" pudo convertirse en leyenda, reflexiona sobre el PGA Championship, el major que se le fue entre los dedos al golfista chileno.


"Fue un domingo difícil para todos los jugadores. 'Mito' llevaba tres golpes de ventaja, y si analizamos a los escoltas que venían detrás de él, todos hicieron +5, +3, +2, +1... el único que lo hizo bien fue Justin Thomas, con -3", expone Lizama.

En simple, ganar ese codiciado certamen era como festejar el Grand Slam que Marcelo Ríos nunca logró. Y perderlo en el último hoyo fue como caer en la final de la Copa Libertadores en el último minuto.

-¿Qué pasó por su cabeza de psicólogo entre el hoyo 17, donde Pereira quedó a un centímetro del birdie , y el hoyo 18 en que se fue al agua?

"Depende de la mirada. Tenemos un proyecto con 'Mito', con quien trabajo desde 2018, y entre las metas de este año era estar en los mejores 50 del mundo, mantener la tarjeta y jugar la mayor cantidad de torneos posible y hacerlo bien. Esto ya está totalmente cumplido: ya tiene la clasificación, tiene la tarjeta, la clasificación del Masters 2023, y ascendió 51 puestos en el ranking mundial. Ahora, ¿qué queríamos todos? Pucha, que cerrara de la mejor manera posible. Nos falta harto por trabajar, por acostumbrarnos al protagonismo. Pero este es el camino".

-De acuerdo, pero ¿qué pasó en ese hoyo 18?

"Difícil saberlo. Como equipo, vamos a analizar el cierre del torneo. A veces pasa que los muchachos en momentos importantes se les cruzan pensamientos de no convicción de la decisión que tomaron, y eso hace que la ejecución motora venga de manera distinta. Tenemos que ver".

-Y a nivel de cultura popular, esto de estar a punto de alcanzar un gran hito y no conseguirlo... ¿cómo ve esto del 'casi-casi'?

"Lo encuentro precioso. Que nos pasen estas cosas es tremendo, porque el alto rendimiento está hecho de esto, solo que como somos un país chiquitito, con apenas 17 millones de habitantes, no estamos acostumbrados a los 'casi-casi', nos ocurren muy a lo lejos. 

Pero si uno va a las grandes historias de los deportistas, de muchos 'casi-casi' se mejora y se crece"

NOTA: Y para los que desean ver y escuchar un poco más sobre Eugenio Lizama les dejo el link a una interesante video/entrevista de hoy realizada por el área deportiva de EMOL NOTICIAS
https://www.emol.com/noticias/Deportes/2022/05/25/1062100/mito-pereira-psicologo-pga-championship.html

lunes, 23 de mayo de 2022

PGA CHAMPIONSHIP 2022: LO MUCHO QUE GANÓ MITO PEREIRA CON SU TERCER LUGAR (a pesar del infortunio final)

Como yo soy un golfista de años con muchas decepciones en el cuerpo y también un estudioso del golf mental, iniciaré este artículo con la parte media llena del vaso para después referirme a lo sucedido en ese doloroso hoyo final que privó a un brillante Mito Pereira ganar el PGA Championship.

Es que Mito jugó un torneo espectacular resultando top 10 en seis de las más importantes categorías estadísticas que miden el desempeño de los participantes al cabo de los 72 hoyos.

En efecto me refiero a Strokes Gained (lost) Putting (tercero), Sand Save % (quinto), Putts per Greens in Regulation (sexto), Strokes Gained (lost) Approach to the Green (séptimo), Driving Accuracy (séptimo) y Greens in Regulation (noveno). 

Y este T3 en un Major es el mejor resultado de Pereira hasta la fecha en la elite del golf mundial y le significa enormes beneficios incluidos los siguientes:

- Clasificación al MASTERS 2023

- Clasificación al PGA Championship 2023

- Ascender 51 lugares en el Ranking Mundial de golf hasta el puesto 49

- Este ascenso, a su vez, lo califica automáticamente para:

- El US Open 2022 en tres semanas más

- Y el BRITISH Open 2022 en seis semanas más

- Ascender 11 lugares al puesto 35 del ranking de la Fedex Cup del PGA Tour temporada 2021/2022

- Un premio ascendente a U$ 870000

- Ascenso importante hasta el octavo lugar (clasificación automática) en el ranking especial  válido para conformar el equipo Internacional para la Presidents Cup de Septiembre próximo

- Gracias a su gran desempeño en este torneo donde lideró por muchísimos hoyos, Mito Pereira se hizo conocido y respetado en el mundo entero

. Gracias a su tremenda entereza, sencillez y caballerosidad para enfrentar la prensa y televisión sólo minutos después de su accidentado y doloroso hoyo final, Mito se ganó el cariño y respeto de la prensa especializada y de los cientos de miles de fanáticos del golf que vieron y leerán sus sensatas y emotivas opiniones de lo sucedido.

¿ Y qué sucedió al final que impidió que Pereira se llevara este magno torneo ?

Vamos por parte.

Convengamos que Mito no tuvo su mejor día de golf.

Lo que fallaba eran sus mejores armas, las que lo llevaron los tres días iniciales a lo más alto del tablero. Me refiero a sus drives al medio y su gran capacidad de hacer greenes en regulación en una cancha dificilísima y en condiciones con ráfagas de viento muy complicadas.

Lo reconoció Mito en sus declaraciones y también reconoció hidalgamente que la presión y los nervios propios de ir liderando un torneo Major en el día final le había pasado la cuenta, y que la próxima vez sabría manejarlo mejor.

Las estadísticas de este día final son muy claras:

Apuntó drives al medio del fairway un 81% en promedio los primeros tres días y solamente un 57% el día final.

Y acertó greenes en regulaciónen un 74% en promedio los primeros tres días y solamente un 44% el día final.

Esto explica porqué venía tres sobre el par después del hoyo 17 en la ronda final. De verdad, a no mediar "salvadas" brillantes en los hoyos 9, 11 y 16, Mito hubiese arriesgado un score aún más abultado a esa altura del día. Es justo, eso sí, decir también que tuvo poca fortuna varias veces al pegar buenos putts de mediana distancia que no entraron por milímetros.

¿ Pero, entonces, si había jugado relativamente mal, cómo diablos llegaba al tee del hoyo final liderando este importante torneo por un golpe ?

La respuesta es simple.

Gracias a que comenzó el día final con tres golpes de ventaja y porque sus seguidores inmediatos tampoco jugaron bien. Así fue como Watson +5, Ancer +3, Fitzpatrick +3, Power +2, Young +1 y Zalatoris +1 no hicieron mucho por superar a Mito. Sólo el eventual ganador, Justin Thomas jugó bien finalizando con un buen 67 (-3).

Entonces, Mito llega al tee final sabiendo que necesitaba un par para ganar. 

Convengamos también que todo pudo ser distinto con un putt para birdie en el hoyo anterior, el corto par cuatro 17, que Pereira enfrentó agresivamente con el drive. En efecto, después de dejar su approach de unas 25 yardas a un poco más de tres metros de la bandera, su putt le quedó colgando en la línea a un centímetro del hoyo. 

Dramático, porque no es lo mismo entrar a un hoyo final con dos golpes de ventaja en vez de uno.

No tengo duda de que con dos golpes de ventaja Mito no pega su Driver y asegura la pelota bien por el lado izquierdo.

Pero con un solo golpe de ventaja, me parece que Mito hizo lo correcto en este largo y difícil hoyo final. Buscaba pegar el mismo Drive bajo con fade que había pegado tan exitosamente en el hoyo anterior, y en todo el torneo, donde rara vez le pegó hacia la derecha.

Y el resto es historia cuando fatídicamente el golpe sale hacia la derecha y con demasiado fade y se mete al agua.

Golpe de castigo, un tercer golpe que se pasa del green al rough y doble bogey seis para quedar fuera del play off con Thomas y Zalatoris por un golpe.

En mis enseñanzas de Golf Mental siempre hablo que el golf le encanta "pegarnos en el suelo" y mucho. Y en esta ocasión le tocó a Mito Pereira, que sí bien no había jugado bien este día final, se las había arrreglado, gracias a su buen juego de los primeros tres días, para tener una oportunidad en el hoyo final para obtener una victoria épica y cosagratoria.

Pero no se pudo, y para enfrentar la natural decepción hay que concentarse en tres cosas para no "contaminar" la mente inconciente:

Rápidamente extraer las lecciones de juego de esta extraordinaria experiencia, concentrarse en todo lo mucho que se ganó esta semana y, algo clave, olvidar rápido la debacle del hoyo final.

Ánimo y felicitaciones Mito Pereira !!!!! Eres un orgullo para el golf chileno y ya muy luego vendrán los triunfos que tu gran juego e intenso trabajo con tu Equipo, merecen.

Y, algo tal vez mas importante: de la forma en que manejaste tu "desastre", el mundo entero pudo captar que eres una gran persona.

Arriba y adelante! Gracias por todo y a seguir disfrutando el proceso !



 

lunes, 16 de mayo de 2022

A OLVIDAR RÁPIDO. EL DOMINGO MÁS INGRATO PARA NIEMANN (me siento identificado)

Sin duda ayer fue el día más ingrato del año para Joaco Niemann quien jugó en el último grupo junto a su amigo Sebastián Muñoz y Jordan Spieth, todos en la pelea por el título del ATT BYRON NELSON en Texas.

Uno de los misterios del golf es porqué de un día para otro las buenas sensaciones con los fierros desaparecen, los botes te dejan en los peores lugares y el golpe del putt produce permanentes yerros por milímetros.

Es lo que le sucedió ayer a Niemann en Texas.........y a mí en el AGOSECH del Sport Francés el Miércoles pasado, donde, al igual que Joaco, pegué buenos drives, pésimos fierros a green, quedé en los peores lugares y erré todos los putts. En mi caso un 86 que me sorprendió porque venía jugando consistentemente bajo los 78 palos.

Hay que reconocer que Niemann se defendió con todo lo que tenía para hacer un 74 ( +2) porque simplemente no le salió nada de nada.

Un ejemplo: en una cancha en que los cuatro par 5 son llegables en dos tiros, Joaco hizo uno sobre par en estos cuatro hoyos. Ingratísimo considerando que metió los cuatro drives al medio de los respectivos fairways. En el hoyo 5 no pudo hacer birdie del bunker de la derecha. En el hoyo 9 le pegó el segundo tiro para la izquierda y quedó en el peor lugar en un denso rough.......bogey. En el 13, otra vez para la izquierda al rough y erró un birdie desde 7 pies, Y en el 18, se pasa del green de dos y, a pesar de hacer un muy buen approach del rough, erra su birdie de 6 pies.

Y si le sumamos pésimos lie en los cortos par cuatro del 6 y 14 donde Joaco se sube uno sobre par en estos "fáciles" hoyos, ya el día no pudo ser peor.

Pero, sí.......fue peor. Un tres putt de 30 pies en el hoyo 13.

Raya para la suma, estas cosas suceden en golf y de verdad no tienen mayor importancia.

Lo clave es olvidar rápido, tal como hice yo en el excelente almuerzo post desastre en el Sport Francés.......y a reirse de lo ocurrido.

No tengo dudas que a Joaco ya se le olvidó lo de ayer y volverá a brillar con su fantástico nivel actual en el PGA Championship de esta semana.

A pesar del mal día de ayer las estadísticas de Niemann en el BYRON NELSON son muy buenas y prometedoras.

- N° 3 en el ranking de Strokes Gained Off the Tee donde les gana 4.2 golpes al promedio del field para la semana.

- N° 11 en el ranking de SCRAMBLING (approach y putt) para par donde logra salvar en un 83.3 % de los intentos.

- Y ojo con el putt de Joaco. 

Después de los tres primeros días en Texas marchaba N°9 en el ranking de Strokes Gained Putting, lo que es muy bueno para un "ball striker" como él. Al final cae al lugar N° 29, en SGP para el torneo, pero todo indica que el día final hay que olvidarlo y que su juego corto y putt está en un gran momento.

Antes de terminar una calurosa felicitación a Mito Pereira quien con un excelente y luchado -5 ayer en Texas para finalizar top 20, sigue demostrando que pertenece de verdad al PGA Tour. En mi opinión, en cualquier momento llegará su primera victoria en el circuito mayor.

Se nos viene el PGA Championship 2022 esta semana con ambos baluartes del golf chileno en un gran momento.