Muévete
La fría tarde del domingo 20 de febrero en el Genesis Invitational en California empezó con el chileno Joaquín Niemann a la punta: todo indicaba que sería el campeón, ya había liderado todas las rondas, algo que no pasaba en este campeonato de golf masculino desde 1969. Sin embargo, el local Collin Morikawa empezó a apretar a “Joaco”. Un par de errores trajeron los bogey -cuando el hoyo se completa con un golpe por encima del par- y a Niemann no se le vio tan cómodo con el putter en el green, como en las rondas anteriores.
Había nerviosismo, pero mucha confianza, relata el entrenador que lo acompaña desde los 13 años, Eduardo Miquel -quien tuvo que volverse a Chile esa semana por un tratamiento dental y no pudo celebrar el triunfo con su pupilo-, dice que siempre estuvo tranquilo, pero que “lo que pasó fue lo peor que podía haber pasado, tuvo un día poco certero con el putter, el domingo fue la peor versión de Joaco”. Pese a ello, no lo alcanzaron y recibió el trofeo de las manos de Tiger Woods.
Tal como Niemann, Miquel es un hombre de frases cortas. Al preguntarle cómo felicitó a su alumno, responde con una sonrisa algo nerviosa -similar a las del golfista cuando habla a la prensa-, “nada, felicitaciones, qué le voy a decir, que es una máquina, sólido, increíble”. “En general Joaco y yo no somos de tantas palabras, entonces con poco decimos mucho”.
La pareja juega de memoria desde hace años, y ambos se ilusionan con que esto está recién empezando. “Obviamente es emocionante, pero hace mucho rato sé que está preparado para eso, entonces no me sorprende. Tiene el juego para ser el número 1 del mundo y él lo sabe, cuando compite con los cinco mejores sabe que les puede ganar”, comenta el entrenador de 40 años.
El secreto del coach
Joaquín Niemann es el mejor jugador de golf de la historia de Chile, no hay dudas. Para llegar a tal posición, hubo un largo camino en un deporte muy solo, que requiere excesiva concentración y viajes constantes. En la parte psicológica y motivacional lo ayuda siempre Miquel, pero Joaco también se apoya en el psicólogo Alejandro Serrano, con quién tienen rutinas de meditación y respiración para manejar la presión en momentos difíciles.
El trabajo de los entrenadores es fundamental, y una de las recetas de Miquel es la cercanía con ellos, “si hay un método, es motivar a un grupo y que logren pasarlo bien en la búsqueda de sus objetivos, hay que tener buena química, siento que los coach de golf son como los doctores, en el sentido de que hay muchos que son buenos, pero tienes que tener un buen feeling con el paciente, tener una credibilidad”, destaca.
Parte del secreto es estar enfocado 100% en lo que hace el golfista, tanto dentro como fuera de la cancha, y ese ha sido un factor del éxito de Miquel: se preocupa de tener un vínculo más allá de un swing coach, les pregunta constantemente si se sienten bien, si están tristes o contentos, le gusta conocerlos en todas sus facetas, “tengo la creencia que uno tiene que estar bastante completo en todo aspecto para estar tranquilo en la cancha y que el golf fluya”, afirma.
En sus redes sociales se puede ver la buena relación que existe con sus pupilos (además de Niemann, Mito Pereira, Charlie Bustos y Agustín Errázuriz): con él comparte la afición por los autos, además viajan juntos y suelen alojar en el mismo lugar. Esta semana por ejemplo se está quedando en la casa de Joaco en Jupiter, California, a 10 minutos de la cancha del Honda Classic.
“No fue ‘wow’”
Miquel conoce de cerca esta carrera: fue jugador profesional y llegó a ser número uno de Chile. Partió en el Club de Golf Los Leones y en 2011 se retiró pues se dio cuenta de que lo suyo era entrenar, le salía fácil ver los errores y soluciones para el resto más que para él mismo. Sus primeros casos de exito fueron Benjamín Alvarado, que llegó al PGA, y Paz Echeverría, que alcanzó el LPGA.
El buen desempeño de éstos lo hicieron famoso en el circuito, y un día, se le acercó Jorge Niemann a preguntarle qué opinaba de su hijo, de entonces 13 años. Le preguntó si quería ser su entrenador. “Era muy talentoso, pero le faltaba distancia. Me daba cuenta de que era muy bueno, pero no fue como que lo vi y dije ‘wow’. Fue muy progresivo. Jugaba bien, pero no era un superdotado”, rememora.
Cuando Joaco se empezó a desarrollar físicamente empezaron a mejorar los resultados. Hoy según cree su entrenador es un jugador completo, tanto física como mentalmente; sin embargo, lo que lo hace ser superior “son otras virtudes”.
“Una vez me preguntaron cómo describiría a Joaco Niemann en dos palabras y dije: humildad y confianza. Todos los buenos deportistas tienen confianza, y muchos tienen humildad, pero la mezcla de ambas es difícil de encontrar. Generalmente los con mucha confianza caen en la soberbia. Joaco es muy humilde dentro de la confianza que se tiene”, destaca Miquel.
“Sigue siendo él, pase lo que pase, gane o pierda, siempre tiene sus pies en la tierra, sus amistades y sentido del humor. Es muy sencillo”.
Se empieza a oscurecer en Palm Beach, es miércoles y tuvieron recién su último día de entrenamiento, Miquel maneja a la casa de Niemann y cuenta que el jueves tienen que estar a las 6 de la mañana en cancha. Espera buenos resultados pero afirma que tanto Mito como Joaco están un poco cansados.
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