No hay duda que el golf es el deporte más apasionante y competitivo del mundo en estos momentos.
A diferencia de otras disciplinas NADIE se atrevería a pronosticar con algún nivel de certeza los ganadores de los grandes torneos de golf que se avecinan en los próximos noventa días.
En efecto, se nos vienen el US Open, el British Open, el PGA Championship y las Olimpiadas y el golf mundial está a un nivel espectacular en cuanto a su competitividad.
Está simplemente apasionante la cosa.
Y para agregarle emoción al cuento, en este pasado fin de semana acaban de ganar torneos importantes, Rory McIlroy, el fenómeno Irlandés, y Sergio García, de España, el otro hora "el Niño", irreconocible, hoy en día, por su novedosa simpatía y madurez para enfrentar el golf.
O sea, a Jason Day, número uno del mundo, a Spieth, a Justin Rose, a Willet, a Scott, a Fowler y a tantos otros del primerísimo nivel, en este verano nórdico, se las van a tener que ver, además, con un García y un McIlroy renovados y con gran fortaleza Mental.
McIlroy ganó el Irish Open en el escenario más difícil posible.
Él era el anfitrión del torneo, el que beneficia a su fundación. Es tan difícil ser jugador y organizador a la vez que rara vez se ha visto que juegue bien un organizador en estas circumstancias; de hecho Rory no había podido pasar el corte en los tres años anteriores.
Pero a pesar de la presión de "tener" que ganar en casa, a pesar de las críticas de la prensa por su "mal" juego de los últimos meses, injustificadas por que rara vez no estaba en los top ten, y sin triunfos desde Noviembre, McIlroy manejó majistralmente la presión de las circumstancias para ganar por tres golpes.
En mi opinión, el caso de Sergio García es aun más interesante desde el ángulo Mental.
Su triunfo en el Byron Nelson de Texas lo lleva a nueve victorias en su carrera en el PGA Tour, igualando a Severiano Ballesteros el otro hora español con más triunfos en ese circuito.
Pero lo que más llama la atención es la nueva actitud de García, que antes no soportaba perder.
Ahora declara que su mayor orgullo es estar "siempre en la pelea"..........y reconoce que eso es mucho más importante que ganar.
Impecable desde el punto de vista Mental, donde es crítico el evitar el "trying too hard" que viene de tener que ganar siempre.
Como hemos señalado tantas veces, la funesta Ley del Esfuerzo Reversa, de la teoría de la Autosugestión Consciente, impide que el golfista que aplica demasiado esfuerzo consciente por ganar, lo logre, y siempre se produce el resultado exactamente opuesto al que se desea con tanta pasión.
De cierta manera, McIlroy aludió a lo mismo cuando reclama que su año, a pesar de las críticas de la prensa especializada porque no había ganado más que una vez, ha sido buenísimo porque casi nunca ha estado fuera de los "top ten".
Rory reconoció en su entrevista post triunfo que la presión y las ganas de ganar eran enormes y que sólo lo logró porque ya había enfrentado situaciones similares en varias otras ocasiones y sabía que debía "quedarse en el presente" y simplemente ejecutar automáticamente lo que él sabía hacer.
Fascinante van a estar los grandes torneos que se no avecinan, con un Jason Day en gran forma, y unos McIlroy y García fuertes de Mente, y con la confianza al tope, luego de sus magníficos triunfos de la semana recién pasada.
Ya veremos quien será el Rey del 2016.
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