Horst Paulmann CENCOSUD |
Hace algunos años yo tuve un emprendimiento familiar que terminó mal y mis amigos de Izquierda no se imaginan lo que significa perder una cantidad importante del capital de uno.
Lo que significa enfrentar a los Bancos, a los acreedores, despedir en forma lo más digna posible a los trabajadores y todo lo que implica un cierre de una empresa que uno creó y que ya no tiene vuelta.
Es como perder a un hijo.
Esta experiencia, de la década de los 90, me sirvió para saber algo de las cualidades y capacidades de los empresarios.
Los empresarios tienen cualidades especiales y poco comunes: son soñadores y visionarios, son creadores, son arriesgados, son optimistas y positivos, son perseverantes y trabajan muy duro. Y la gran mayoría de ellos tienen estándares éticos irreprochables en su accionar.
Son muy distintos al común de las personas. Son seres únicos y dotados de un maravilloso y admirable talento.
Me parece que los empresarios líderes son similares a aquel gran poeta y escritor, al eximio músico o actor, al extraordinario futbolista.
Sólo que en otro ámbito.
Carlos Cardoen |
Sin ellos no hay crecimiento económico y no se vence al desempleo, ni a la pobreza.
Mis amigos de Izquierda, al igual que yo, se ponen felices cuando un Arturo Vidal, un Alexis Sánchez, una Isabel Allende o un artista, músico o talentoso compatriota del mundo intelectual, o del deporte, es reconocido, y gana importantes cantidades de dinero por sus logros.
De igual forma, debemos estar felices cuando un empresario, gracias al fruto de su emprendimiento, gana grandes cantidades de dinero.
Yo, al menos, lo estoy, y por eso grito fuerte y claro a quien me quiera escuchar:
¡ Benditos Empresarios !
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