La mejor traducción sería algo así como La Psicología del Colapso.
El artículo explica porqué el futbolista de elite enfrentado a un penal que ha acertado mil veces con facilidad en sesiones de práctica, o en partidos sin trascendencia, tiende a colapsar y tirar la pelota "a las nubes" cuando el penal vale una clasificación a un mundial o una Copa Continental importante.
Explica también porqué un Rory McIlroy , quien, en el Masters del 2011 estaba a nueve hoyos de ponerse una chaqueta verde, colapsa inexplicablemente. No sólo falló el drive del hoyo 10 del día final sino que tampoco pudo manejar su juego corto y su putt.
Por un rato parecía un golfista principiante.
Es lo mismo cuando nos entrevistan para un trabajo que, en realidad, no queremos y estamos supremamente relajados y nuestras respuestas fluyen en forma perfecta. Pero basta que realmente queramos ese trabajo para que nos pongamos tensos, ansiosos y comunicar apropiadamente cuesta una enormidad.
Bueno. Está claro que no es problema de la dificultad de la tarea. En sesiones de práctica o en situaciones que no son cruciales, el desempeño suele ser muy bueno. Lo que cambia es "la enormidad del momento" o la presión por cumplir bien y no fallar.
El problema no es habilidad sino nervio.
Esto, por cierto, constituye la esencia misma de la psicología del "performance" o desempeño.
Pero ¿ porqué?. ¿ Porque tantos de nosotros somos tan propensos a "embarrarla" precisamente cuando un deterioro de performance es justamente más calamitoso ?
Por muchos años esta paradoja del "arrugue" o "colapso" parecía incomprensible para los psicólogos y deportistas por igual. Sólo muy recientemente los neuro scientíficos han dimensionado algunas respuestas, y éstas son intrigantes y clarificatorias.
Para explicarlo es muy muy buena la analogía de aprender a manejar un auto.
Al comenzar el aprendizaje el alumno debe enfocar la atención y concentrarse mucho en cada una de las actividades necesarias para manejar. Este proceso resulta muy difícil por lo que el instructor se asegura de hacerlo en un espacio muy abierto y sin obstáculos para evitar problemas.
Esto es así porque el aprendizaje corresponde al ámbito de la mente consciente, la que no siempre es la procesadora de información más eficiente ya que tiende a tener una memoria limitada y opera secuencialmente.
Bueno, pero después de cientos de horas de práctica, las actividades necesarias para manejar el auto ahora se pueden hacer sin esfuerzo, sin control consciente alguno, en forma "automática" lo que permite arribar al destino sin ni siquiera saber bien como lo logramos.
En efecto, lo que sucede es que expertos y principiantes utilizan dos sistemas mentales completamente distintos. Las largas horas de práctica le permiten a los expertos en una actividad codificar una habilidad en su memoria implícita, y la pueden desempeñar casi sin pensar en ella.
Es lo que se llama amnesia-experta inducida.
Los principiantes, por otra parte, sólo pueden manejarse con un sistema explícito, monitoreando conscientemente lo que están haciendo en el camino de la construcción del armado neuronal que eventualmente soportará el desempeño automático de la tarea.
Pero ahora supongamos, por un momento, que, por alguna razón, el experto comienza a utilizar el sistema "equivocado". La verdad es que no importaría en lo más mínimo que tan bueno es porque ahora está "a la merced" del sistema explícito.
Las habilidades altamente sofisticadas codificadas en la poderosa mente inconsciente del individuo no servirían para nada.
Se encontraría intentando alcanzar la victoria utilizando circuitos neuronales que utilizó por última vez cuando era un principiante.
Esta es la neurofisiología del "arrugue" o "colapso". Es gatillada cuando nos ponemos tan ansiosos que tomamos control consciente sobre tareas que deben ser ejecutadas automáticamente.
Por eso es que el "colapso" es tan dramático: gatilla una metamorfosis psicológica.
Esto explica porque la técnica de Rory McIlroy en aquel Masters del 2011 fue tan errática.
Monitoreo explícito estaba luchando en contra de ejecución implícita. El problema no era foco o concentración insuficiente, pero, por el contrario, un foco excesivo.
Literalmente, en los segundos nueve hoyos del día final de ese torneo, McIlroy fue un principiante de nuevo.
Excelente me ha parecido este artículo de Matthew Syed.
Y la clave de cualquier buen Método Mental para enfrentar la inevitable presión en golf es la aplicación de técnicas y comportamientos que nos permitan jugar siempre como expertos y jamás como principiantes.
1 comentario:
yo propongo una buena actitud. ese primer tiro es el principal.
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