Acaba de recapturar la posición de golfista N° 1 del mundo y es el N° 1 del PGA Tour en dinero ganado y en score promedio por ronda (68.48).
Con esta victoria ha ganado 77 veces en el PGA Tour y se acerca a pasos agigantados a la marca de 82 victorias que le pertenece al gran Sam Snead.
En mi opinión, superar la marca de Snead, algo que se ve perfectamente factible a corto plazo dado que Tiger suele ganar uno de cada cuatro torneos en que participa, le bastaría para ser considerado el mejor golfista de todos los tiempos. Esto además porque Snead lo hizo en una época en que había mucho menos competencia y en que se jugaba mucho más frecuentemente que ahora, dado los bajos premios de esos tiempos.
Pero sabemos que Tiger está obsesionado con ganar Majors, la que es la medición favorita de los expertos para definir al mejor golfista de todos los tiempos.
Jack Nicklaus capturó 18 Majors y Tiger lleva 14.
En menos de un mes se juega una nueva versión del Masters, el primero de los cuatro Majors que se juega cada año, y, ya, las casas de apuestas tienen a Tiger como abrumador favorito para llevarse la chaqueta verde.
Por mi parte, en Enero pasado escribí un artículo titulado: "Porqué Tiger probablemente jamás superará a Nicklaus". En él sostengo que un par de debilidades mentales juegan en contra de las posibilidades de Tiger en estas grandes ocasiones.
Se trata de su obsesión por ganar Majors lo que desencadena el temido Efecto o Esfuerzo Reversa, su exceso de agresividad en la planificación de tiros y su incapacidad para controlar el enojo cuando las cosas no van bien.
Las estadísticas de juego del PGA Tour confirman esto y explican su gran momento actual sobre el green.
Sólo habrá que esperar los Majors de este año a ver si también ha hecho progresos en el manejo de su obsesión, en la planificación más conservadora de sus tiros y en el manejo del enojo.
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