Tiger Woods marcha en una expectante tercera posición en el British Open después de su segundo 67 consecutivo en la cancha de Royal Lytham & St Annes.
Me ha gustado mucho lo que ha hecho Tiger hasta ahora.
Su planificación en cancha ha sido impecable, rigurosa y conservadora. Es lo que hay que hacer en esta cancha links llena de bunkers en los fairways y con unos roughs infernales.
También me ha gustado su paciencia, requisito básico en cualquier Major donde las posiciones de las banderas suelen ser muy difíciles. Creo que ha demostrado que su juego corto está al nivel de sus mejores tiempos.
Su swing parecía estar bastante bien automatizado, ya que en general su juego largo ha andado bastante bien y se ha visto cómodo en sus golpes.
Pero lo que no me cuadró para nada fue lo que vimos los telespectadores hacia el final de la transmisión y aproximadamente una hora después de que Tiger había terminado de jugar.
Pudimos observar por largos minutos a Tiger, en la cancha de práctica, recibiendo lo que parecía ser una detallada clase de golf de parte de Sean Foley, su coach de swing. En un momento se veía a Foley sacandole una foto a Tiger desde atrás y mostrándole algo que quería enfatizar. En otro momento le pidió a Tiger que golpeara con un guante debajo de su hombro derecho. Foley se veía tremendamente activo, incluso agitado, en sus instrucciones.
A mi no me parece el momento para impartir instrucción detallada en el medio de un British Open en que mi dirigido está con gran opción a pelear el título. Creo que es el momento de una práctica de soltura, de reforzar con mucha tranquilidad lo que se ha hecho en los últimos meses, hacer un poco de "fine tuning" de algún detalle y sólo practicar con mucha calma un tiro clave.
Me quedo con el comentario de Paco Alemán, el excelente comentarista de ESPN en Español, que dijo algo así como: "no, ojalá que lo deje tranquilo" (Foley a Tiger).
La razón por la cual es tan contraindicado el trabajo de cambio de swing en el medio de un torneo es porque todo cambio se debe hacer necesariamente con la mente consciente.
Y resulta fatal intentar llevar a la cancha conceptos nuevos cuando hay presión, y muy especialmente en el medio de un Major. Sabemos que grandes tiros de golf son producto de una perfecta sincronía de cuerpo y mente en el momento presente, cuando el cuerpo, que no piensa, se sincroniza a la perfección con la mente inconsciente, o automática, que también está en el presente.
Si el golfista tiene que "recordar" un aspecto técnico del día anterior, sólo lo puede hacer con la mente consciente, y esa necesaria y "mágica" sincronía de cuerpo y mente se hace imposible. Y si además hay una enorme presión, más difícil todavía.
Para mí va a ser fascinante observar el juego largo de Tiger este fin de semana.
Sinceramente, espero que no sea una repetición de lo ocurrido el fin de semana en el reciente US Open.
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