Creo firmemente en el tremendo valor de la planificación adecuada y conservadora en la cancha de golf. Es que, como hemos visto en otros artículos sobre la planificación, es probablemente la pega más fácil para un golfista, pero el no hacerlo bien puede traer consecuencias nefastas para el score y para la confianza del jugador.
Jim Furyk con su caddie, Fluff Cowan, jugador del año de la PGA. Gran planificador en cancha. |
Pero un error de planificación tiene además una segunda consecuencia que también afecta el score y, muchas veces, es capaz de arruinar una vuelta completa. Cuando nos damos cuenta del error de planificación nos enojamos con nosotros mismos y ello, casi siempre, nos saca del lado derecho del cerebro y nos lleva al lado izquierdo, el lado que maneja la mente consciente. Ahora bien, hemos visto que este estado, excepto por los instantes en que estamos planificando el próximo tiro, es malo para el golf, ya que nos saca del presente, nos hace dudar, nos rigidiza el swing y casi siempre perdemos la confianza con que estábamos jugando hasta ese momento.
El efecto negativo de planificar mal es el doble: hacemos mas palos por el error mismo y hacemos mas palos en los hoyos siguientes porque nos salimos del "modo automático", del "zone" y de la mente inconsciente. Y perdemos confianza.
Hace poco leí un artículo muy interesante de un autor que sugería utilizar un sistema de semáforo para ayudar al proceso de planificación de tiros en la cancha.
En los momentos previos a efectuar un tiro, cuando estamos pensando cómo hacerlo, clasificamos la tarea con luz verde si es un tiro fácil, sin mayor peligro. Luz amarilla para los tiros de dificultad y peligro mediano, y luz roja cuando hay que tomar el máximo de precauciones.
Esta semana comienza el Tour del Pacífico con el Abierto de Cachagua y parte fundamental de mi Método Mental consiste en planificar cuidadosamente cada tiro para evitar los errores que, muchas veces, me tienden a sacar del "zone" o del lado derecho del cerebro.
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