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sábado, 8 de agosto de 2009

Comprobación científica

Sigo usando un método mental cuando estoy en la cancha, y me sigue dando excelentes resultados.

Es claro, eso sí, que en este apasionante y complejo juego jamás va a existir un método que permita un éxito en todas las oportunidades. Son demasiadas las variables que entran en juego para que algún método sea infalible. Basta recordar lo que le pasó a Tom Watson en el reciente British Open. Hizo todo bien, pero la hazaña más grande de la historia del golf mundial, se le escapó de las manos por un tiro que voló algunos centímetros demás, o una sutil ráfaga de viento que le jugó una inesperada mala pasada.

En consecuencia, el Golf requiere de altos niveles de paciencia. Pueden pasar semanas, o incluso meses, en que "las cosas no se dan", por situaciones de escasos milímetros. Putts que antes caían, ahora quedan en los bordes, o el fatal tiro "raro" que echa a perder una excelente vuelta. Cuando esto sucede, hay que tener mucha paciencia, y tener la tranquilidad de que los buenos momentos volverán en cualquier momento. Lo que no es recomendable es iniciar procesos de experimentación, producto de la desesperación. Esto es especialmente válido con el putter.

Como ya hemos visto, mi método mental se basa en que lo clave para jugar buen golf bajo presión está en la capacidad para "switchearme" al lado derecho del cerebro. El lado izquierdo es malo para el golf porque es demasiado lógico, demasiado "adulto" y demasiado negativo. Piensa en lo que sucedió en el pasado (ej: me fuí al agua en este hoyo el otro día), o en lo que pasará en dos hoyos más. Por otra parte, el hemisferio derecho gobierna la mente subconciente que es  es mucho más positiva y creativa. Está en el presente, visualiza mejor las soluciones a un problema, imagina muy bien y es muy creativo. Recuerda patrones y permite estar en un estado casi de ensueño ("in the zone"), óptimo para la problemática del golf competitivo.

Recientemente encontré un experimento científico realizado en EEUU con golfistas de bajo handicap que demuestran las bondades del "switcheo" hacia el lado derecho de la mente.

Unos veinte buenos golfistas participaron en el experimento controlado por la Doctora Crews de la Universidad de Arizona. Se trataba de medir la actividad cerebral a través de electroencefalogramas mientras los participantes trataban de embocar putts de mediana distancia bajo distintos grados de "presión" inducidas. Las principales conclusiones observadas fueron: